“Sobre padres e hijos en situación de aislamiento por el Coronavirus” (Beatriz Janin)
Se vienen planteando sugerencias muy interesantes y muy buenas, tales como que les mantengamos a los niños sus rutinas, que juguemos con ellos, podríamos agregar: que compartamos cuentos y canciones y que no los asustemos.
Me parece muy importante hablarles, explicarles con tranquilidad lo que pasa, que hay una situación transitoria (ellos no tienen muchas veces la misma dimensión del tiempo que tenemos los adultos) y que tenemos que tener una actitud solidaria y cuidarnos entre todos.
Pero no todos los padres ni todos los niños son ideales (en verdad ninguno lo es, tampoco nosotros) por lo cual tenemos que pensar qué puede ocurrir con los niños sin escuela y los padres con distanciamiento social y en medio de una pandemia.
Los adultos estamos angustiados, preocupados y asustados (cuando no hemos entrado en pánico) por una situación inédita y universal. Frente a esto, no siempre estaremos en condiciones de sostener la paciencia ni las ganas necesarias para jugar con los niños o ayudarles a hacer la tarea. Y esto sin la posibilidad de llevarlos a la plaza o a un cine.
A la vez, los niños detectan los temores, las angustias, el malestar de los padres y quedan angustiados y asustados aunque no se les diga nada. En verdad, es mucho peor si no se les dice nada porque pueden suponerse responsables de lo que está ocurriendo y del mal humor de sus padres.
El modo en que los niños muestran su sufrimiento es particular. Y quisiera enumerar algunas de las posibilidades:
– Pueden estar muy demandantes, pidiendo atención permanente
– Pueden llorar de modo aparentemente inmotivado y con frecuencia
– Pueden moverse sin parar
– Pueden enfurecerse por cualquier cosa
– Pueden negarse a hacer todo lo que se les pide
– Pueden estar agresivos por momentos
– Pueden comer en exceso
Y hay muchas otras reacciones posibles.
Considero que es muy importante que entendamos que son modos de decirnos que ellos también están golpeados por la situación, que no salir a la calle es difícil, pero sobre todo no saber qué va a pasar y sentir que los adultos están mal y que sus ámbitos naturales se han quebrado, es muy conmocionante.
Escucharlos, intentar sostenerlos armando redes de adultos (aunque sea de modo virtual), compartiendo con amigas y amigos lo que está pasando en el seno de la familia, viendo cómo lograr que los niños puedan estar con otros niños (aunque sean dos o tres), puede ser una salida para que las niñas y los niños no queden solos y, sobre todo, para que al Coronavirus no se le sumen reacciones violentas con los más chicos.
Lic. Beatriz Janin.
Psicóloga. Psicoanalista. Docente.
Presidenta de la Asociación Civil FORUM INFANCIAS
www.foruminfancias.com.ar
MARZO 2020