“Entramarse en tiempos de crisis” (Mariana Wassner)
Entramarse en tiempos de crisis
Nos toca vivir un tiempo complejo y difícil, el tiempo de la pandemia del corona virus.
Una situación de crisis hace referencia a una continuidad que se rompe y que nos obliga a adoptar decisiones, que ponen en jaque nuestros saberes previos.
Saberse cuidado, entonces, es el punto inicial para acompañar y tejer redes de apoyo, acompañamiento, sobre todo en poblaciones de alta vulnerabilidad social.
¿Qué papel puede jugar la escuela en este sentido?
La escuela está presente, y nuestra historia muestra que lo ha estado en grandes crisis, como por ejemplo, la del 2001.
El acompañamiento excede por completo el set de actividades para enseñar y entretener, supone cómo se resignifica una escuela sin presencia, que no es lo mismo que una escuela vaciada. La escuela está enmarcada en las políticas de cuidado, entendiendo esto desde una mirada política que nos involucra como ciudadanos corresponsables.
¿Cómo acompaña la escuela a las familias que carecen de acceso a internet, que viven hacinados, de manera tal que pensar en las tareas puede resultar una dificultad insalvable?
En estos tiempos es imprescindible el trabajo no sólo interdisciplinario sino intersectorial, es decir, que la escuela acompañe a través de otros sectores que tienen acceso directo a cada comunidad. Las áreas de Salud, a través de sus centros, los centros de acción social que están concurriendo al trabajo y es preciso contar con esta posibilidad. Armar redes para saber qué necesita cada niño, y marcar, sobre todo, la transitoriedad de esta situación, porque da esperanza y potencia lo vital.
Vale decir, la escuela puede transmitir no sólo las medidas de prevención vigentes y contenidos curriculares, sino cómo tienen sentido en un contexto, en una coyuntura, la necesidad del cuidado y del fortalecimiento de un colectivo, de lo colectivo.: somos comunidad, allí nos reconocemos.
“si vos te cuidas, me cuidas; si nos cuidamos, cuidamos todo”.
Las propuestas pedagógicas en red, para quienes puedan acceder a ella, deben girar en torno no sólo a los contenidos curriculares, sino pensar en el modo de hacer llegar por las vías posibles a quienes se encuentran en situación de desventaja.
Estamos proponiendo una escuela para/con/entre todos y todas.
Proponemos que los niños y las niñas puedan compartir sus experiencias en esta situación, que haya intercambio y qué le lleguen respuestas; que puedan “aburrirse” como modo de aprender a estar con uno mismo; que lo lúdico sea buscado y encontrado en cada rincón de cada casa; que puedan compartir historias, canciones, adivinanzas, cuentos, modos de inventar saludos, maneras que sepan que la escuela los espera; que ante cualquier necesidad hay equipos trabajando en las cercanías de su casa.
Y que todos y todas estamos aprendiendo con crisis, que nos ayudará, sin duda, a ser mejores, más solidarios.
La escuela es un lugar para compartir sueños, aprendizajes, y nada de esto es posible sin lazos que nos sostengan.
Saberse cuidado, saberse sostenido, pensado. Pensar en el otro. Ese es el desafío.