“La escuela hoy. Ser y estar escuela sin cuerpo presente” (Laura Jaite)
Ser y estar escuela sin cuerpo presente.
“Cada acto atraviesa un cuerpo. Cada cuerpo vive tocado por ese acto”
Marcelo Percia.
¿Cómo pensamos la escena escolar hoy, frente a un aislamiento social, cuando la escuela como escenario quedó vacía? Cuando sus actores (sus cuerpos) deben habitar otro espacio- escena pero mantener sus funciones y sus objetivos.
Una de las preocupaciones de la escuela ha sido, sigue siendo, que los niños, niñas y jóvenes no la abandonen.
Hoy debemos procurar que la escuela no los abandone a ellos y a ellas. El desafío de ser y sostener comunidad educativa con una presencia que no cuente con los cuerpos en vínculo, cerca, interactuando.
Cada sujeto construye su cuerpo entre/con otros cuerpos, siempre. Pasamos de ser hablados a hablar, de ser pensados a pensar, de ser sostenidos a poder sostenernos.
El cuerpo en un principio se va armando en el vínculo con los cuerpos de los otros significativos. Y se continúa en la presencia de los intercambios con los otros fuera de casa; que se van volviendo significativos. En el devenir de la socialización, con la entrada a la escuela, los niños y niñas amplían sus vínculos (con otros adultos, con pares, con otros niños y niñas) fundamentales para comenzar a transitar, conocer y vincularse con/por otros mundos distintos al universo familiar.
Así maestros y profesores, los educadores, se transforman en esos otros. Otros que en la interacción dejan marcas, que ofrecen conocimiento y se ofrecen donando voz, gestos, presencia. Que pueden abrir puertas al mundo, a la cultura; invitando a participar. Pudiendo ser cuerpo para identificaciones, propiciando entramados de pensamiento y recorridos deseantes, transmitiendo también las prohibiciones.
Los aprendizajes pasan por el cuerpo, se hacen cuerpo. La enseñanza también.
Sabemos que aprender no es copiar, ni repetir. Que el cuerpo en el aprendizaje no es maquina; que ensaya, se equivoca, aprende. Y la escuela no debería ser un escenario de entrenamiento ni de adquisición de competencias.
Cuando hablamos de aprendizaje, pensamos en una apropiación. Un conocimiento entregado, presentado al cual el sujeto pueda transformar, re-inventar.
En este acto transformador aparece la autoría del sujeto, de manera creativa y a través de la experiencia (pensamiento y acciones) que harán de esa información un saber con poder de uso, con la posibilidad de aplicarlo de manera creativa y singular.
En los encuentros pedagógicos entre educadores y alumnos, entre “enseñaprendientes” se va construyendo un “molde relacional” que tiene su sostén en el cuerpo. En cada cuerpo y sus vínculos, las formas de relacionarse (sin olvidarnos que estos pueden permitir, potenciar o inhibir, anular aprendizajes).
Más allá de los dispositivos que se han puesto en marcha desde la escuela, cada escuela (pensando en los contextos y población de cada comunidad educativa) para dar continuidad al ciclo lectivo; se hace imprescindible que estos puedan ser sostén.
Lejos de crear “anticuerpos” deberíamos intentar sostener los cuerpos (los de los docentes, los de niños, niñas y adolescentes). Transmutar la “continuidad pedagógica” en la “continuidad de los vínculos y los lazos”. Fomentar el movimiento, la escucha disponible, abrir canales de comunicación (sin excesos), proponer situaciones expresivas y creativas. Éstas podrán habilitar a los cuerpos a habitar este nuevo espacio-tiempo. Tener presente lo que le pasa, lo que pasa por cada cuerpo.
El aula se ha mudado a casa, y cada adulto debe acompañar (como puede, como sabe, como va construyendo) los procesos y las producciones que llegan desde la escuela.
Quizás podamos apostar a los recursos propios de cada niño, niña y joven, a su autoría y creatividad. Activar en cada cuerpo (el de los niñas, niños, jóvenes y adultos) los moldes relacionales que se construyen en los encuentros pedagógicos. Vínculos que han quedado en cada cuerpo: las historias compartidas, de segmentos de trayectorias escolares. Vivencias en las cuáles alguno o muchos docentes han donado mirada, escucha, contacto, gestos; junto a los contenidos que enseñó.
Vínculos pedagógicos tiernos, que colocaron al alumno, alumna en el lugar de sujeto pensante, potenciando su autoría. Una sonrisa amplia entregada al devolver el cuaderno con la tarea corregida, una voz musical que al leernos un cuento nos llevo a recorrer mundos nuevos, una mano que sujetó la nuestra y nos acompañó a trazar una letra, una clase apasionada que nos hizo amar una materia, nos conmovió o nos mostró una visión diferente a la nuestra y nos enriqueció.
Así junto al contenido permanece en cada uno ese vínculo, ese registro corporal, el placer de aprender, de saber. De haber saboreado y haber transformado ese conocimiento presentado en una relación que nos autorizó a hacerlo.
Hoy nos falta el saludo de bienvenida, las sonrisas, el reto, el barullo del recreo, los encuentros en pasillos…
Todo lo que acontece nos encontró en los inicios del ciclo lectivo. Momentos de armado de vínculos, de presentaciones, de rutinas. Apropiándonos de espacios y tiempos a compartir, conociéndonos. El aislamiento obliga a llevar escuela a las casas. Y a los alumnos y alumnas, a los docentes a seguir en ¿contacto? sin los cuerpos en relación.
¿Cómo logramos los educadores hacernos presentes con gestos, con voz, tonos, cadencias, pausa; en las tareas y propuestas que compartimos con nuestros alumnos y alumnas? ¿Cómo continuamos en nuestro rol de enseñar y estar disponibles en otro escenario que no sea la escuela? ¿Y transitando en nuestros propios cuerpos el impacto de lo que acontece?
Buscar maneras de escucha, mirada, de intercambiar sonrisas, de compartir risas, de ofrecer palabra (incluida la voz, con su timbre, sus tonos, su cadencia y melodía). Poner a ensayar a los cuerpos para que se equivoquen, que se expresen, que disfruten y aprendan. Acompañar hoy podría ser cuidar de las ganas, ofrecer-nos nutrientes para motorizar el deseo de aprender de las y los alumnos. Promover aprendizajes constructores de autoría.
Construcción colectiva, sin dudas, de las comunidades educativas para ser sostén y presencias posibles en la imposibilidad (por ahora) de estar de cuerpo presentes.
(Un especial agradecimiento a la Lic. Betina Frid por los intercambios y aportes).
Lic. Laura Jaite
EQUIPO ENTRAMANDO ESCUELAS.
Comisión Clínica y Educación.
Asociación Civil FORUM INFANCIAS.
Abril 2020