Un entretejer colectivo acerca de lo escolar

Un entretejer colectivo acerca de lo escolar

La punta del hilo. 

Durante el 2024, en la comisión de educación del Forum Infancias CABA, se produjeron intercambios que fueron dando forma a una trama textual, un recorrido temporal, espacial y conceptual, por la escuela. 

Iniciamos con la idea de abrir un juego perceptivo, de miradas y decires diversos y elegimos la escritura como material para tejer. 

Recorrer la escuela implica entender que las escuelas son distintas. Por eso hicimos el ejercicio de imaginarnos entrando a una: la escuela en la que trabajo, la escuela a la que fuí de pequeña, la escuela de un paciente, etc.  Allí donde decidimos detenernos, comenzó un relato, una trama, que fuimos hilvanando en una textualidad colectiva.  

Abriendo algunas puertas.

Para empezar por alguna punta del tejido, sin que sea la primera, entramos a una escena que nos abre preguntas.

“La puerta se abrió y con temor ingresaron a la reunión la mamá y el papá de Ana.

Se los notaba nerviosos y ansiosos.

Ana estaba en sala de 5 y hacía muy poquito había llegado a esa institución.

La mamá con lágrimas en los ojos saca una larga lista y muestra todos los colegios que le habían negado la vacante. La citación a una reunión, la hace pensar lo peor. Pregunta: ¿acá tampoco podrá estar? 

La maestra no entiende y su respuesta sale temerosa de su boca:  Ana es un sol, te llamamos para contarte lo bien que se integró al grupo. Ana es dulce, le gusta jugar en los juegos del patio y disfruta de las propuestas gráficas. Es creativa y le gusta mucho escuchar cuentos. Para nosotros es una inmensa alegría que se haya sumado al jardín.

La mamá y el papá se miran y rompen en llanto: ¿Nos están hablando de nuestra hija? 

Nunca habíamos escuchado un relato similar…

¿Cómo ven ustedes a Ana?, pregunta la docente.

Viene feliz al jardín, quiere invitar a sus compañeros y compañeras a jugar a nuestra casa y no es necesario decirle que se levante porque lo hace solita cada mañana. Estamos impresionados porque es la primera vez que quiere ir a la escuela….

La docente responde: nosotros también estamos impresionados por todo el recorrido que hicieron antes de llegar hasta aquí.”

A partir de este relato nos surgen infinidad de preguntas. ¿Cuántas veces las etiquetas ponen a los niños y niñas fuera de la escuela? ¿Para qué sirve una etiqueta? ¿Qué aporta en la escena escolar? ¿Por qué se hace tan difícil mirar a los niños y niñas sin que eso se traduzca en un nombre que cierra? 

Las etiquetas asustan, estigmatizan y no dan lugar a que aparezcan las personas, lo peculiar y único que hace la diferencia.

Sigamos la trama, entrando al aula de un 3° grado. Allí nos encontramos a Pedro, quien se muestra molesto con todo y con todos, a Juana que se refugia en un rincón del aula intentando confundirse con un mueble más, a Raúl y Jorge quienes producen un diálogo y accionar que acapara la escena áulica mientras el docente y el resto de los compañeros son simples espectadores.

¿Qué hacemos con esta configuración? Sostener los roles tal como están planteados supone una mirada individual, estática y seguramente estigmatizante. Interrogar las prácticas y construir respuestas desde un trabajo entre varios, apostando a que cada niño, niña, joven, adulto sea efectivamente incluido en la escena escolar y en un hacer colectivo, generar rituales diversos sostenidos institucionalmente, sería una apuesta orientada a poner en valor lo común, lo que es de todos. 

Desarmar, rearmar, desandar la escuela de la medición y lo homogéneo. Orientarnos por lo que se presenta sin juicios de valor. Ofrecer escucha al padecimiento humano de maestros y estudiantes. Romper con los estereotipos de funcionamiento escolar: modelo docente, alumno modelo, planificaciones escolares cerradas, espacios estructurados tradicionalmente y más.

Pedro, Raúl, Juana, Jorge, los docentes y compañeros de 3° grado expresan sus malestares y piden ser mirados y escuchados. Estar a la altura es también llevar adelante políticas que faciliten la inclusión y brinden equidad educativa.

Sin embargo, vemos avanzar el discurso del “rinde”, como marca, como una forma de adjetivar. Se han construido modos de sometimiento sin conciencia de ello.

¿Qué somete? La imposibilidad de construir preguntas, la urgencia, la obediencia a un deber ser -que tiene mucho de moral y poco de ética, pues no contempla una ética del cuidado-. Los niños como rebaño de los docentes, a su vez como rebaño de la escuela, y todos, del sistema y sus políticas públicas.

Así como una escuela es inclusiva o no es escuela, la educación debe ser emancipadora, debe fomentar el pensamiento crítico y una conversación, valorar lo que cada uno puede, los lazos, la amorosidad, el resguardo y el cuidado; debe propiciar el pensamiento generativo, la potencia. Como sostiene Paulo Freire, la Educación debe ser concebida como práctica de la libertad.

La escuela, como trama en movimiento, da lugar a la construcción de lo común, y también de lo público. Lo público es el bien común.

En un contexto de derrumbe de un modelo de Estado, lo que nos convoca es pensar con otros.

Las políticas públicas vienen generando diagnósticos y trastornos, con lecturas en términos de déficits que deben ser compensados.

Vayamos, sigamos yendo, por el detalle, por cada pequeña cosa. Lo que nos da ánimo y nos convoca en la escuela.  Involucrarnos sobre lo que pasa ahí, en ese espacio común. 

Un entretejer colectivo acerca de lo escolar

La conversación como propuesta de encuentro y construcción.

En este recorrido de tramas, hilos y palabras, seguimos tejiendo el entramado, entrando por otra puerta: los conversatorios. Los conversatorios fueron, originalmente, encuentros concebidos colectivamente por el Forum Infancias en plena pandemia, como un espacio de escucha y de reflexión dirigido a docentes y trabajadores de la educación de todo el país; en los que se compartían preguntas, experiencias, temores, preocupaciones y también logros acerca de la práctica docente. Durante el año 2024, desde la Comisión de Educación del Forum Infancias CABA, se retomó el dispositivo y se instaló como un espacio privilegiado para el intercambio participativo, federal y abierto al pordecir de quienes desde su perspectiva nos dan la posibilidad de pensar juntxs una realidad tan compleja y preocupante, como interesante y desafiante. Algunas de las cuestiones que surgieron allí, se refirieron al rol docente, sus limitaciones y su poder, la soledad en el aula, la coexistencia de diferentes paradigmas, la otredad en la diversidad de modos de aprender, el desafío de pensar las escuelas en el contexto actual, la importancia de atrevernos a desarmar las aulas, desde el mobiliario hasta los modos de enseñanza, reflexionar sobre el lugar del equipo pedagógico, trabajar para que haya parejas pedagógicas en todas las aulas, las violencias naturalizadas y las sutiles o invisibles, la educación viva y los espacios para el movimiento, entre muchos otros.

Cuando nos detenemos y nos damos tiempo y espacio para conversar, las inquietudes emergen y se abre la posibilidad de que algo se produzca.

Un entretejer colectivo acerca de lo escolar

Lo que el entretejido nos dejó.

Las puertas para abrir son infinitas, las experiencias y las preguntas que nos despiertan, también. Por eso, no se trata de cerrar, de concluir ni de dar respuestas. Se trata de seguir abriendo, produciendo acciones y pensando, colectivamente.

En la clase «Ética y políticas de la subjetividad en clínica y educación» (2024) en el marco del Curso de Actualización Profesional que todos los años ofrece el Forum, Carlos Skliar introdujo la idea de un dilema en relación a la escuela: continuidad o interrupción. ¿Qué cosas continuar del mundo, qué vale la pena sostener y qué interrumpir? Y responde: continuar la memoria del mundo para que no se acabe; interrumpir la naturalización del horror. Resistir / desistir…

La pandemia ha dejado a la escuela frente a un abismo. Desnudó las inconsistencias, las dificultades, los absurdos, el ritmo vertiginoso e innecesario, la necesidad de estar formadas y formados, las necesidades socioeconómicas de una gran cantidad de alumnos y alumnas. Sin embargo, todo continuó, prevaleció la continuidad, sin reflexión crítica acerca de qué valía la pena continuar, una inercia colectiva. ¿Caímos al abismo o nos mantuvimos en ese borde eterno a punto de caer? 

¿Qué queremos continuar y qué interrumpir? 

Estamos habitando un tiempo de crueldad. Un estado que no cumple su función, no es garante de derechos.

Frente a este arrasamiento, volvemos a proponer un entretejido que nos deje a todos /as amarrados. Ante tanta crueldad, proponemos ternura. Ante tanta exclusión, volvemos a religar. Intentando una producción poietica, renovadora de decires, intervenciones, acciones, pensamientos, que den lugar a la aparición de otro destino que no esté prefijado, y sin salida.

Construir una escuela alojadora atravesada por la ternura, nos invita activamente a todos quienes la habitamos a tomar una posición activa y tal vez, porque no, desobediente.

Mirar a los ojos, sostener amorosamente y abrir nuevas posibilidades es un desafío al que podemos preguntarnos si estamos dispuestos/as a sumarnos. 

Deseamos escuelas que nombren por el nombre propio a cada quien, que valoren las diferencias como parte de la realidad humana y que abran las puertas para que todos y todas puedan comenzar todas las veces que sea necesario.

Un entretejer colectivo acerca de lo escolar

Comisión de Educación 2024. Asociación Civil Forum Infancias (CABA)