Fahrenheit 451, la Memoria y la Vida Pixelada
El que ama y no obra engendra peste¨
William Blake
Un colega decide vender su casa luego de vivir muchos años (y también de pagar muchos años una hipoteca) en la ciudad de Washington. Recibe la visita de la vendedora de la inmobiliaria que le señala con algún desagrado que en su casa hay demasiados libros y que a los norteamericanos no les gustan tanto los libros ni las bibliotecas. Así que le sugiere de un modo casi imperativo que elimine las bibliotecas y los libros si quiere hacer de su casa un bien vendible.
Parece que para ciertas formas de subjetividad instituida muy tomadas por la mercantilización, los libros no tienen demasiado lugar. Como mi segunda opción profesional era la arquitectura me detuve a mirar en las revistas de decoración de casas y departamentos cuántas veces aparecían bibliotecas y llegue a la siguiente constatación: en las casas y departamentos nuevos que se promocionan para la venta no suele haber bibliotecas.
Todo esto que aquí relato tuvo lugar antes de la difusión que podríamos definir como intrusión de la inteligencia artificial en las vidas cotidianas a través de sus versiones generativas.
Si hoy miramos lo que ocurre, por ejemplo, en las escuelas da la impresión de que la incorporación de computadoras a las aulas ha llevado a una especie de religión de transformación digital de la escuela pública. Sumémosle a ello la intrusión de los celulares en el aula intentando que, en el mejor de los casos, se conviertan en auxiliares en las búsquedas y aperturas del conocimiento. Pero ocurre que terminan siendo poderosos distractores cuyo atractivo, y de ahí el problema, no puede ser neutralizado ni superado por los contenidos ni por las formas de transmisión que la escuela ofrece. Entonces nos encontramos inmersos en un proceso en el que se está redefiniendo la oralidad, la escritura, el lugar del libro, el lugar de la memoria, el lugar de los maestros y el lugar del pensamiento crítico ¿Cuál sería el sentido hoy de hacer ¨buena letra¨?¿ O de pretender escribir mejor si alguien lo puede hacer por nosotros?, ¿Cuál el sentido de memorizar si podemos guardar todo en archivos? ¿En definitiva y en un extremo que Castoriadis denuncia, ¿para qué estudiar si los títulos empiezan a ser casi casi accesibles como mercancías? (Castoriadis,C.1995)
Mientras en otros lugares de la galaxia David Whitley, profesor titular de fisiología en la Universidad de Cambridge, investiga la correlación entre poesía y memoria. Y nos cuenta que si bien algunas personas recuerdan con horror que tenían que recitar poemas frente a una audiencia (…), para muchos, aprender poesía de memoria “les mejoró la vida”. “Al memorizar un poema se desarrolla una relación personal con el escrito. Encanta por el sonido y el significado, pero también evoca momentos de la vida y personas que se amaron. Quienes memorizan un poema -remata Whitley en uno de sus estudios- lo convierten en un ser vivo con el que se conectan”. (Goldman,D.2024) . Y los poemas suelen estar en los libros.
Esa sugestiva manera de definir el recuerdo identifica la memoria con otros motivos que pasean desde lo romántico hasta lo erótico. ¿Quién podría dar mejor cuenta de esto que Mario Jiménez? Ese joven de 17 años que un día decide convertirse en cartero, y es designado a Isla Negra con un solo cliente: Pablo Neruda. (Skarmeta, A. 1984) Conversando con Pablo sobre las metáforas Mario descubre que quiere ser escritor y desplegarlas para enamorar a Beatriz, pese a las resistencia de su madre que no quiere a su nuevo pretendiente.
No hay poesía sin libros ni sin memoria. Por eso dice George Steiner que memorizar:
¨Es arriesgarse a que, cierta noche, un texto, un cuadro, una sonata llamen a nuestra puerta --reales presencias giran por completo en torno a esa imagen-- y es posible que el invitado destruya e incendie por completo la casa. Pero de pronto la obra me acoge, sin explicarse, y tengo por fin acceso al poema.¨.
George Steiner
Evoquemos el placer inefable que producen las poesías que sabemos de memoria. Las que estudiamos en la escuela. Las que ensayamos para conquistar a alguien. Son en realidad los intentos de expresar algo que irrumpe y desafía a la autoridad que cree prohibir la belleza de lo incierto, un encanto que reverbera en un saber que nos trasciende.
«Estoy asqueado por la educación escolar de hoy, que es una fábrica de incultos y que no respeta la memoria» se indigna Steiner .«No hace nada para que los niños aprendan las cosas de memoria. El poema que vive en nosotros vive con nosotros, cambia como nosotros, y tiene que ver con una función mucho más profunda que la del cerebro. Representa la sensibilidad, la personalidad», agrega.
Ante la pregunta ¿No estamos educando a nuestros hijos demasiado deprisa?, advierte: que ¨ser joven hoy no es fácil. ¿Qué les estamos dejando? Nada. Incluida Europa, que ya no tiene nada que proponerles. El dinero nunca ha gritado tan alto como ahora. El olor del dinero nos sofoca, y eso no tiene nada que ver con el capitalismo o el marxismo. Cuando yo estudiaba la gente quería ser miembro del Parlamento, funcionario público, profesor… hoy incluso el niño huele el dinero, y el único objetivo ya parece que es ser rico. Y a eso se suma el enorme desdén de los políticos hacia aquellos que no tienen dinero. Para ellos, solo somos unos pobres idiotas. (Steiner,G 2017) . Presión de los políticos y de los medios y las redes. ¿O hay en este mundo de hoy algo peor que ser pobre?
Ray Bradbury, publica en 1953 su novela Fahrenheit 451 que es considerada una de sus mejores obras.(Bradbury R. 1953) La novela presenta una sociedad estadounidense del futuro en la que los libros están prohibidos y existen «bomberos» que queman cualquiera que encuentren. En la escala de temperatura Fahrenheit (°F), 451 grados es la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde. . El protagonista del relato es un bombero que acaba por cansarse de su papel como censurador de conocimiento, decide renunciar a su trabajo y finalmente se une a un grupo de resistencia que se dedica a memorizar y compartir las mejores obras literarias del mundo. Cada quien memorizará, será un libro.
En una entrevista de radio de 1956, Bradbury afirmó haber escrito Fahrenheit 451 por sus preocupaciones durante la era McCarthy de la amenaza de quema de libros en los Estados Unidos. En años posteriores lo describió como un comentario sobre la forma en que los medios de comunicación de masas reducen el interés por la literatura. (Wikipedia)
Si en 1956 eso era un problema, hoy invadidos por las redes lo es infinitamente más. Para que la poesía no nos incendie cual visitante flamígera e inesperada los ¨Bomberos¨ de Bradbury apagan el fuego con fuego. Y aparecen los ¨nuevos¨ valores y estilos de ¨nuevos bárbaros¨, nuestros nuevos bomberos, que se enseñorean en las redes.
Y entonces la ¨I ¨de iphone parece cada vez menos referirse a su condición de teléfono inteligente y cada vez más a un rasgo de identidad I-Phone indica Yo-Phone. Yo-teléfono. El Phono Sapiens al que Han se refiere.(han 2022) Yo soy phone, El ¨ser ahí¨ es ser ahí, heideggerianamente, en el teléfono. Ya no en el libro.
¿Qué implica ser en el teléfono, ser en el pixel y en la pantalla?
Por lo menos que el mundo real, que ofrece obstáculo a los deseos que discurren y resuelven obstáculos con mayor facilidad en la virtualidad, se convierte en un mundo hostil que se nos resiste. Entonces ¨esto no es vida¨. Y si no es vida me fugo a la vida pixelada de la virtualidad.
O quiero morir.
Y no obro.
Y tampoco memorizo.
Tal vez los nuevos bomberos, los nuevos bárbaros nos están quemando la cabeza.
Frente al embate ¨artificialista”, frente a la convocatoria de ser en la pantalla, frente a la ocupación vampiresca por la tecnología, el trabajo y el consumo de casi todos nuestros momentos, aún los íntimos que nos consume y espectraliza despidámonos con las palabras de Eric Sadin: ¨Contra lo espectral celebremos nuestra plena presencia en el mundo y la riqueza de lo sensible; contra la normatividad algorítmica que no deja de triunfar celebremos el uso de nuestras propias luces y nuestras capacidades activas y defendamos nuestro derecho a decidir (…) libremente el curso de nuestros destinos individuales y colectivos; contra la generación artificial de un lenguaje y unos símbolos habitados por la muerte celebremos, bajo infinidad de formas, la oleada de creatividad que debe impulsarnos cada día¨. (Sadin ,E 2024)
Bibliografía
- -Goldman, D: George Steiner o el arte de cantilar. Pagina 12 09/06/2024
- -Skarmeta, A, (1985) Ardiente Paciencia. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.
- -George Steiner 9 enero, 2017: «Me asquea la educación de hoy, es una fábrica de incultos» www.elmostrador.cl (Chile)
- -Sadin, E: La Vida Espectral. Caja Negra. bsAS 2024
- -Bradbury, R.: Wikipedia
- -Han,B.C. La crisis de la narración. Herder, Bs.As. 2023
- -Heidegger, M: El Ser y el Tiempo, FCE, México 1974, p. 21-22.
Médico Especialista en Psiquiatría Infanto Juvenil. Psicoanalista.
Ex Docente de farmacología. Ex jefe de residentes del hospital de niños Ricardo Gutiérrez. Desempeñó varias jefaturas y sub jefaturas en el Hospital Carolina Tobar García. Co-fundador y ex coordinador del programa Cuidar cuidando. Autor de numerosos libros los últimos de los cuales son: ¿Niños o cerebros ? cuando las neurociencias descarrilan, y Diez claves para comprender el sufrimiento de las infancia y adolescencia hoy. Después de los Barbijos.