Derechos torcidos, mal de época.La Escuela como territorio de construcción colectiva de derechos situados.
Cuando los derechos están “torcidos”, amenazados, perdiéndose en la vorágine mercantilizadora, invisibilizados por la niebla densa de los discursos de odio, enmascarados tras los ropajes de meritocracia (que nos dejan desnudos como en el cuento del Traje nuevo del Emperador); la Escuela puede transformarse en territorio fértil para defenderlos, proyectarlos, construirlos día a día. por Laura Jaite