El cuerpo en la primera infancia: Intervenciones clínicas y las prácticas de cuidado

una madre con su bebe en brazos

Desde hace tiempo venimos trabajando en la clínica psicomotriz de la primera infancia y nos parece oportuno ubicar que dicha clínica puede ser pensada desde la perspectiva de las prácticas de cuidado. 

En este sentido, las reflexiones de Denise Najmanovich  sobre el Mito de Cura citado por Heidegger en El ser y tiempo, nos posibilitan introducirnos en el tema, recordando que en su forma más antigua la palabra “cura” expresaba “cuidado” (por el objeto querido o por la persona amada). 

“Un día, cuando se disponía a atravesar un río, Cuidado se sintió inspirado al fijarse en un pedazo de barro. Entonces, maravillado, comenzó a darle forma, cuando apareció Júpiter. Cuidado pidió a Júpiter que le soplara con su espíritu, lo que éste hizo de buen grado. Cuidado quiso nombrar a su criatura, pero Júpiter se lo prohibió, a menos que le llamara como él. Esto suscitó una discusión entre Cuidado y Júpiter, el padre de los dioses. En eso, apareció Tierra, quien también quiso llamar a la criatura con su nombre, pues estaba hecha de su propia materia. Ahora eran tres los envueltos en una discusión, de manera que le pidieron a Saturno que actuará como árbitro. 

Este tomó la siguiente decisión que pareció justa: 

Usted, Júpiter quien le otorgó el espíritu, recibirá de vuelta este espíritu cuando la criatura muera. Usted, Tierra quien le otorgó el cuerpo, recibirá de vuelta la corporeidad de la criatura cuando esta muera. Más usted, Cuidado, quien moldeó a la criatura, determinará cuales son los cuidados que debe recibir la criatura mientras esté viva. 

Una vez más comenzaron a discutir sobre el nombre de la criatura, cuando Saturno decidió que sería llamada Hombre que se deriva de ‘humus’ que quiere decir tierra y fértil.” 

Este mito, por su condición de tal, propone explicar a través de su narración aspectos ligados al origen y en este caso en particular nos invita a pensar cómo el acto de cuidar de sí mismo y de otros se liga a la generación, mantenimiento y conservación de la vida y, por lo tanto, corresponde a los encuentros y a los vínculos. En este sentido Massimo Recalcati (2018) dirá que no hay vida humana que sea artífice de su propia condición. 

Entonces, el cuidado se relaciona con los modos de ser y estar en el mundo con uno mismo y con otros. 

Partiendo de ubicar que la cura y el cuidado están asociados, nos resulta oportuno, tomar esta línea y preguntarnos cómo pensamos al cuidado en nuestra práctica como psicomotricistas. Entendemos que, la orientación de las intervenciones en la clínica de la primera infancia, se sustentan en observar, pensar y acompañar las trayectorias, sentidos o lógicas posibles que toma el cuidado en cada vínculo entre él o la bebe y sus cuidadores; y más específicamente en la modalidad singular y única en que se van construyendo los vínculos primarios en estos tiempos de extrema impericia, tal como llama Wallon a esta primera etapa del bebé.

Si realizamos una lectura desde lo político, legal y ético, y esencialmente humano, el cuidado es un derecho de la infancia y es un requisito insustituible para que un niño pueda habitarla. Si la infancia es un derecho de todo niño, tiene que haber un compromiso en el modo en que dicha infancia pueda ser vivida. Ese compromiso tendrá que ser asumido por el adulto, quien será garante de proveer a ese niño o esa niña las diversas experiencias infantiles.

En una nota al pie de “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico” Freud formula lo siguiente: “el lactante, con tal que agreguemos el cuidado materno realiza casi el sistema psíquico”. Se realzan en esta frase, los atributos del cuidado, dándole un lugar privilegiado a quien cumpla dicha función y anticipa que, en el niño pequeño, no es suficiente el desarrollo neurológico, sino que también es fundamental la relación con el otro. 

Winnicott, siguiendo esta idea propuesta por Freud afirma, “no hay nada que sea un infante”, ya que siempre que estemos frente a un niño pequeño nos encontraremos también con el cuidado materno y por el contrario, sin dicho cuidado no habrá infante. Se suscita así la idea de una relación de dependencia entre el infans y su cuidador/a. Es entonces que en estos tiempos el cuidado materno y el bebé se pertenecen recíprocamente y resultan incomprensibles el uno sin el otro. 

Freud, en el Proyecto de psicología (1895) plantea que el organismo resulta incapaz de realizar por sí mismo esa acción que él no duda en llamar de “auxilio” externo y que devendrá en satisfacción de la necesidad. Esa acción que no puede ser cualquiera, sino que carga con una exigencia de especificidad; tiene que ser advertida por alguien que se disponga a actuar en consecuencia y que se muestre disponible a convertirse en ese otro del socorro externo. 

El “cuidado materno” requiere de un interés implicado, de un “interés particularizado” tal como lo nombra Lacan en Nota sobre el niño. En ese mismo escrito también nos alerta sobre la característica de dicho interés, es un interés que lleva la marca, la huella de la madre y de sus propias carencias. 

Ubicamos el campo de intervención en la clínica de la primera infancia como tiempos inaugurales de la construcción del cuerpo y la constitución subjetiva, tiempos que no pueden ser pensados sin los adultos cuidadores. 

En los años iniciales de la infancia, es el cuerpo el soporte de los procesos de subjetivación y es en el cuerpo, donde quedan impresas las huellas, las marcas de los modos en que dicho proceso transcurre. Por lo tanto, es en el devenir de la construcción corporal donde suceden y se “dan a ver” las alteraciones y las perturbaciones que puedan suscitarse. Es también en estos años, cuando el cuidado inunda todas las actividades de la vida, donde la interacción, la comunicación, los vínculos y la apertura al mundo están sustentados en dichas experiencias.

El cuidado es una actividad que exige presencia, atención. Es el interés vital en la relación con otros. Cuidar no es mimar, no es solo evitar el peligro. Si en la acción de cuidar no enseñó al otro como cuidarse, es dominación. Las rutinas preestablecidas, las “técnicas”, los manuales, los protocolos rígidos, estandarizados pueden ser útiles, en algunos pocos casos, pero no llevan a la experiencia del encuentro. A cuidar se aprende cuidando. 

Tal como plantea Ajuriaguerra (1993), neuropsiquiatra infantil y psicoanalista, desde el momento en que nace el niño, o se establece una relación de diálogo de mutua aceptación madre-hijo o se decreta la ruptura del diálogo, es decir la desorganización” (PP 66). 

Desde la perspectiva psicomotriz, a partir del nacimiento, tal como ubica Leticia González (2009) “el bebé es atendido: se lo calma, se lo baña o se lo alimenta. Es la primera situación de búsqueda- encuentro que el sujeto establece con otro diferente de sí, es el primer intercambio con el medio, y dicho intercambio es a nivel de la estructura tónica, a nivel de su cuerpo”10(pág.14). Estas acciones, haceres, palabras, son vías, modos en que el bebé puede ir conociendo y conociéndose. Se expresan como modos de tensión- distensión que llevan luego a ser identificados, significados por un otro como experiencias placenteras o por lo contrario aquellas que molestan, que no se buscan o quieren. 

La psicomotricidad, al igual que otras disciplinas, da un lugar esencial a la humanización del humano, como construcción y entramado de los funcionamientos corporales y el lenguaje; tal cómo venimos mencionando, dicho entramado nunca es del orden de lo universal, de lo preestablecido, de lo catalogado. Es una relación que se metamorfiza en un vínculo, es en el devenir de los cuidados dados y recibidos que posibilitan el advenimiento del sujeto. 

Entonces, podemos decir que la existencia es singular. Lo singular como configuración única, histórica, sustentada por el equipamiento neurobiológico; enlazada y entramada a lo familiar, a lo social y a lo cultural. Lo singular con su inherente complejidad, pero contrapuesto a lo individual. Lo singular, encarnado en cada uno de los niños y niñas que atendemos en nuestra clínica o en nuestras prácticas de psicomotricidad y que solo pueden ser abordados desde un marco que no banalice dicha condición. Bergés, afirma, “la psicomotricidad es un abordaje que obliga a poner en relación información de diferentes índoles…” y agrega, “la psicomotricidad no está hecha de signos motrices sino de maneras de hacer”. 

Una práctica de cuidado exige una ética de cuidado. Llevar a cabo esa práctica demanda habitar la experiencia, cada vez, para comprender los modos del ser y estar de cada niño y de cada niña; sus modos de relacionarse con los otros, y su lugar en el grupo familiar y social. 

Sostenemos, entonces desde una perspectiva psicomotriz, que las prácticas clínicas en primera infancia encuentran su campo de intervención en el tiempo y espacio de la construcción del cuerpo. La intervención, en tanto mediación, como acción que “viene entre”, apostará a generar encuentros potenciadores, en un marco de cuidado. 

Nuestro quehacer profesional estará abocado a crear, promover y fortalecer los lazos del infans con los adultos a cargo, con sus pares y con el mundo que lo rodea, lo que implica ser artífices de propiciar vínculos de cuidado para el devenir del desarrollo infantil. 

Autoras del artículo

Lic. Betina Frid.  
Psicóloga, Psicomotricista. y Prof. de Educ. Física. Terapeuta en estimulación temprana en la práctica clínica. Miembro del equipo de la Fundación Cisam (Centro de Investigación para la Salud Mental) especializada en patologías graves. Miembro de la Comisión de Clínica de la primera infancia del Fórum Infancias. Integró el equipo de estimulación temprana del Hospital Durand.

Lic. Raquel Salischiker.
Licenciada en Ciencias de la Educación y Licenciada en Psicomotricidad. Terapeuta en Estimulación Temprana. Clínica psicomotriz con bebes, niñas y niños pequeños. Docente universitaria en la Licenciatura en Psicomotricidad UNTREF. Miembro de la Comisión de Clínica de la primera infancia del Fórum Infancias. Miembro Asociación Argentina de Psicomotricidad (AAP). Integró el equipo de Trastornos Graves del Desarrollo del Servicio de Salud Mental del Htal. General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez. Integró equipo de psicomotricidad del Hospital General de Agudos Carlos Durand.

Bibliografía

 Arana, J (1993) Entrevista a Julián de Ajuriaguerra. En Psicomotricidad. Revista de Estudios y Experiencias.CITAP N°45 (pág:66). 

 Bergés, J. (1973) Algunos temas de investigación en psicomotricidad. En Cuadernos de Terapia Psicomotriz, Número especial de la Sociedad Internacional de Terapia psicomotriz para los países de lengua española, n° 1. Bs. As, Editor V. Singeser de Votadoro. 

Freud, S (1979) Proyecto de psicología. En obras completas, tomo I, trad. de José L. Etcheverry, Ed Amorrortu. Buenos Aires. 

(1911) Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico. En Obras Completas, Tomo XII, Ed Amorrortu, Buenos Aires. Argentina. 

 Espert, J; Iuale.L; Wanzek, L (2019) La infancia intervenida. Ciencia, clínica y política. Ed. Lugar, Buenos Aires. Argentina 

 González, L. (2009) La constructividad corporal. En Pensar lo psicomotor. Ed. Eduntref, Buenos Aires. 

 Iuale L.; García, W; Leibson, W (2017) Hacer-se un cuerpo, en el autismo y la psicosis infantil. Ed. Letra Viva, Buenos Aires. Argentina. 

 Lacan, J (2018) Nota sobre el niño. En Otros escritos. Ed. Paidós, Bs, As. Argentina. 

Duering E.; Cufré, L (2021) El tejido social en las calles sin nombre. Reflexiones sobre un acompañamiento en el abordaje de las violencias cotidianas. Ed. Tirant lo Blanch. México 

Najmanovich, D. (2021) “Ciudadanía”. Ecología de saberes y cuidados. En El tejido social las calles sin nombre. Reflexiones sobre un acompañamiento en el abordaje de las violencias cotidianas. Ed. Tirant lo Blanch. México.

 Recalcati, M (2018) Las manos de la madre. Deseo, fantasmas y herencia de lo materno. Ed. Anagrama, España 

(2020) El secreto del hijo. De Edipo al hijo recobrado. Ed. Anagrama, España.    

Salischiker, R (2019) El cuerpo de los niños y niñas en la práctica de cuidado: La construcción de lo individual. Trabajo presentado en el III

Simposio de la Sección de Estudios del Cono Sur (LASA), Cuerpos en peligro: Minorías y Migrantes. 

Wallon, H. (1965) Psiquismo y tono, en Los orígenes del carácter en el niño. Editorial Lautaro. Bs. As. Argentina

Winnicott, D (1960) La Teoría de la relación entre progenitores-infante, En Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Estudios para una teoría del desarrollo emocional. Ed. Paidós, Bs.As. Argentina.