Infancias y adolescencias en riesgo:
entre el desamparo, la vulnerabilidad y la construcción de formas de acompañamiento.

A lo largo de estos seis números hemos iniciado nuestras editoriales diciendo «en tiempos complejos», «en tiempos difíciles».
Ahora nos toca decir «en tiempos de crueldad».

El compromiso del Estado con las políticas públicas que le corresponden, el cuidado de las infancias y adolescencias – que es el tema que nos ocupa- parece brillar por su ausencia.

No se garantiza futuro ni se propone un buen presente, y,  obviamente, se construye una historia que desacredita la memoria colectiva y pretende sentar las bases de que las salidas para los sujetos son meramente individuales. Lo individual no debe ser nunca confundido con el individualismo, porque este promueve «un sálvese quien pueda», con  mayor o menor grado de conciencia y /o explicitación. 

En tiempos de crueldad lo que abunda es el desamparo, Y en donde hay desamparo, no hay ni cobijo ni alojo. Se construye la ausencia de mirada hacia el otro, casi un desprecio; se anuda la indiferencia.  Es en este terreno en donde  florecen las situaciones de riesgo.
Riesgo: peligro. 

La vida en juego, vaya paradoja. Allí donde el juego debiera ser un espacio de creación, en tiempos crueles ha dejado de ser juego para ser » apuesta», y no precisamente como esperanza por un mundo mejor sino por el avance de un neoliberalismo salvaje, arrasante, consumista y cosificador.

¿Qué hacemos cuando, en nombre de la “educación financiera” , por ejemplo, una Resolución habilitará a chicos de 13 años a comprar y vender acciones, aún con el aval de sus padres?

¿Qué hacemos los adultos cuando estamos atravesados a la vez que atravesamos esta misma situación, cuando en nombre de la Libertad lo que avanza es la miseria y el hambre?

La corresponsabilidad, la idea de semejante, de solidaridad, de lazo social, vienen cediendo paso – ya lo decía Silvia Bleichmar- a la concepción del otro como socio, como contrincante, como adversario. 

¿Cómo se construyen las infancias y las adolescencias, entonces? 

La baja en la edad de penalización a los niños, niñas y adolescentes ingresa como una bandera de ceremonias al altar de la culpabilización y se diluye la idea de proceso constructivo, se echa por la borda pensar que los cambios son posibles. Pero sobre todo se vuelve a fortalecer el individualismo más acérrimo en el que «cada uno elige delinquir sea niño o no». Pareciera que cada niño, niña y adolescente elige libremente, también,  vivir o morir. 

Niños y adolescentes con deudas de juego, con ideaciones suicidas, cometiendo delitos; con enormes dificultades para aprender y para armar lazos. ¿Qué pregunta nos retorna?

Sabemos que la pandemia ha marcado en profundidad, produciendo ciertas características de repliegue en nuestras infancias y adolescencias, aunque también en los adultos, adultos que no podemos ni mirar ni oír, que confundimos bordes y límites con sanciones.

En tiempos de crueldad hace falta la ternura desde una perspectiva política y no romantizada o banalizada. No se trata de ser tiernos sino de considerar al otro como semejante, como prójimo. En este punto debemos revisar los procesos políticos de los que emerge y a su vez producimos nuestro devenir como sujetos. 

Proponemos: sostener espacios de pensamiento porque pensar es un trabajo; alentar tiempos de conversación, porque allí hay intercambio y una  escucha ética, que no presupone; tejer redes, confiar, jugar, leer, escribir.

De algún modo, escribir es puente, dique, salvación y allí, en esos espacios en blanco en los que la tinta también discurre, se construyen voces y silencios. Se edifica la amabilidad. Se es generoso: las palabras pueden rescatarnos del espanto. 

Todas las voces,  todas.
Todos los silencios, todos.
Que el silencio sea pausa para pensar. 
Que las voces y los silencios sean potencia y emancipación.
Que sean usina.

Lic. Mariana Wasssner

Secretaría de Publicaciones de la Asociación Civil FORUM INFANCIAS 
Integrantes: Nadina Goldwaser, Ana Kurtzbart, Joana Rowinski, Melina Touson, Juan Vasen, Mariana Wassner.